12.1.06

China Town

Desde que decidí ser chino tengo que tener tantas cosas en cuenta: el bigote a lo fumanchú, las toallitas calientes después de comer, olvidar la pronunciación correcta de la R… lo más difícil es no confundirse. A veces saludo a alguien por la calle y luego resulta que es coreano o vietnamita. Gran error. Pero sé que ni la comunidad china en esta ciudad ni mi fiel clientela en el “palacio del arroz” sospechan que no siempre he sido chino.

Pero esa es otra historia.
Si te interesa, la puedes leer en las galletas de la suerte de mi restaurante. Un capítulo en cada comida.

Te estoy esperando, Jon.

Sólo yo puedo fabricar recuerdos.

No lo olvides, “el palacio del arroz”.

Cuando despiertes, pensarás que esto sólo ha sido un sueño.